Crujidos y pisadas

Te encontrabas dentro de la habitación. El calor y el frio eran tan insoportables; tanto que la luz que emitía aquella vela, se canso de mirarte y prefirió morir en la obscuridad. Esa obscuridad que al tocar la piel de los mortales, les quemaba los sueños y toda esperanza existente dentro de su pesada alma. Recuerdo que yo me encontraba sentado junto a ti… es increíble que tú creyeras que dormías, mientras yo creía que no te percatabas de mí. No lograbas dormir y eso se debía a la mirada que asechaba detrás de ti. Sonreía porque no hallaba mejor momento para sentirme feliz… feliz de verte, de verte sometido por aquella mirada y por aquella obscuridad dañina. Tu respirar era agitado y no era para menos, todo tu cuerpo estaba envuelto en mi sonrisa, aun lo recuerdo… intentabas dormir. ¿Qué había sido eso? Algo… un sonido que provenía de debajo de la almohada, un crujido… ¡algo se quebró debajo de tu cráneo! ¿No sentiste curiosidad? ¿No te dio terror?

Es aun mas tarde y tu un sigues despierto… y esa mirada aun no se aleja ni un centímetro de tu cuerpo. Yo… aun sigo sonriendo. La vela aun está muerta. La obscuridad sigue quemando.

¡Escuchaste eso! Claro que si… escuche como tu corazón latía más a prisa; de nuevo un crujido… algo se quebró. Me puse de pie, aun lo recuerdo, di nueva vida a la luz de la vela (otro crujido). Después escuche tu llanto… no entendía tus lagrimas, tu cabeza no fue la que se quebró. La obscuridad dejo de quemar y eso te había dado una oportunidad de mirar alrededor tuyo, pero no lo hiciste. Era por esa molesta mirada ¿no?

¿Qué había sido eso? Había sonado como a pisadas, dirigidos a tu cama, a tu cálida cama que se había salvado de las quemaduras. Aun lo recuerdo bien. Las pisadas eran como agujas enterrándose en tu espalda, (otro crujido) no eran míos lo juro… lo juro. Un crujido mas… un par de pisadas menos… ¿que se quebró?

Te pusiste de pie y me enfrentaste, mi sonrisa se borro. No me lo podía creer… estabas entero y firme en tu decisión de eliminarme de tu vida pero… no te atreviste… de  nuevo sonaron mas pisadas, esta vez habían sonado encima de ti, y no te doblaste por el miedo que sentías.

Me dirigí a la puerta y sonó otro crujido, fue suficiente… caíste rendido. Mire la vela que era tu única aliada (otro crujido), murió nuevamente y las pisadas te helaron la sangre nuevamente. La obscuridad te paralizo… quise ayudarte y esa mirada ya no se retiro. Lo siento.

Salí de la habitación y me encamine a una nueva puerta… era todo para mi, los crujidos y las pisadas harán mi trabajo de ahora en adelante.

...:::Güicho Danop:::...